El pasado domingo, Barbosa ganó en zonas rurales y perdió en zonas urbanas, cuando en 2018 aventajó en las zonas urbanas y aflojó en las rurales.

Hoy leí un artículo de Georgina Jiménez Ríos, de la Asociación Civil Data Cívica, intitulado “La extrañísima victoria de Miguel Barbosa”.

El nombre, por demás es sugerente, anima a leer y encontrar las razones por las cuales ganó el candidato de Juntos Haremos Historia.

Antes de desmenuzar el texto, vale la pena recordar que desde su registro como abanderado de Morena, PT y PVEM, Luis Miguel Barbosa Huerta tenía apuestas a favor. Hubo quienes hasta dijeron que la ventaja sería como de 3 a 1. Al final, fue de poco más de 10 por ciento, que de todas maneras, es una diferencia mayúscula. Pero, recuperemos el texto de referencia.

Según Jiménez Ríos:

“La primera situación atípica que vale la pena destacar es la cantidad de personas que pasaron de no apoyar a Miguel Barbosa el año pasado a respaldarlo en esta elección…”

Además, recordó:

“En 2018, (Andrés Manuel) López Obrador ganó 95% de las secciones electorales urbanas, pero Barbosa sólo 55% de ellas. López Obrador obtuvo también 72% de las secciones electorales rurales, pero Barbosa sólo alcanzó 24%…”

La politóloga considera que en los comicios del pasado domingo “La votación muestra una especie de elección espejo porque se ve muy parecida a la del año pasado, pero al revés”.

Y es que el pasado domingo, Barbosa ganó en zonas rurales y perdió en zonas urbanas, cuando en 2018 aventajó en las zonas urbanas y aflojó en las rurales:

“Barbosa consiguió 74% de las secciones rurales, 10% más que su antigua rival Marta Érika Alonso. Por segunda ocasión, el candidato vencedor ganó en zonas rurales y perdió en zonas urbanas”.

Además, agrega que:

“En zonas urbanas, los partidos obtuvieron en 2019, en promedio, la mitad de los votos que obtuvieron en 2018. Mientras que en zonas rurales obtuvieron el 62% de los votos que obtuvieron en 2018″.

Pero, no sólo eso, también destacó el papel que jugaron los partidos aliados a Morena:

“En las zonas rurales, el PVEM obtuvo 28% más votos este año que el año pasado y el PT obtuvo 25% más. Todo a pesar de una participación de la mitad de los votantes que en 2018, cuando votó el 67.4% de la lista nominal”.

Con los elementos a la mano, su conclusión es lo que usted y yo estamos viendo:

“El análisis de datos no es una prueba fehaciente, pero al menos arroja evidencia de un probable alineamiento del antes Moreno Vallismo poblano con la ahora esperanza de México”.

Hasta aquí el resumen del artículo de opinión.

Para mi, el morenovallismo no se ha alineado con Morena y sus aliados o con Barbosa y sus simpatizantes, al menos no todos, ni los más morenovallistas; pero los que no se sumaron a este proyecto, optaron por no jugar en esta ocasión, ya sea porque fueron relegados por el PAN, porque se sentían perdidos sin su pastor; porque sabían que competir contra Barbosa, a quien ya tuvieron como aliado, podría ser negativo para su futuro…

Sin embargo, algunos de esos morenovallistas y otros que nunca formaron parte de esa burbuja, usaron su capital político, su estructura para lograr su triunfo.

Y por eso la inclusión de Gerardo Islas Maldonado y Javier López Zavala y reincorporación de Alejandro Armenta.

En la otra trinchera, Fernando Morales, el líder estatal de Movimiento Ciudadano, no pudo entregar buenas cuentas en el distrito de Ciudad Serdán, donde ganó en 2018, lo que hace especular que en una de esas, próximamente cambiará, otra vez, de bando.

Con los resultados del domingo, los planes en cada extremo están claros.

El PAN planeará la reconquista del interior del estado, donde Martha Erika Alonso fincó su triunfo en 2018, según la versión oficial.

Morena planeará la reconquista de las zonas urbanas, donde en 2018, con el impulso de López Obrador, ganó diputaciones y ayuntamientos

Es la lógica, muy fácil.

Lo difícil será el tejido fino, las negociaciones, los acuerdos; por tanto, la mayoría de los triunfos será para el bando que tenga más aliados, no sólo partidos, que de entrada podrían producir los puntos porcentuales necesarios para ganar o perder.

A ver qué hacen en dos años.

Y recuerde: «Nadie es completamente bueno, ni completamente malo».

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