Productos básicos como el huevo o el Feijóo pensaron a ser parte de la dieta controlada de la isla.
Cuba anunció el viernes que restringirá la venta de algunos alimentos y productos de higiene, mientras otros los incluirá en la cartilla de racionamiento dada la escasez y el desabastecimiento que atribuye en parte a la profundización del embargo comercial de Estados Unidos.
Las estanterías de las tiendas locales han estado cada vez más desabastecidas en los últimos meses debido a la falta de artículos como pollo, harina y huevos, y cubanos sufren horas haciendo filas para las compras.
Cuba importa entre el 60 y el 70 por ciento de sus alimentos, valorados en más de 2.000 millones de dólares, según cifras oficiales. Las reformas de mercado emprendidas por el expresidente Raúl Castro no han logrado impulsar la frágil economía de planificación centralizada.
La isla también sufre un embargo comercial de Estados Unidos de casi seis décadas y menos ayuda de Venezuela, un aliado clave de La Habana. Más sanciones de Washington desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca han empeorado la crisis de liquidez de Cuba.
“Hoy dependemos de importaciones que vienen de Estados Unidos (pollos). Y eso ha hecho que se hayan tenido que buscar alternativas para poder asegurar el producto en el mercado.
No obstante, no nos hemos quedado quietos porque tenemos una misión que es fracturar todas las medidas del gobierno estadounidense (…)”, dijo Betsy Díaz, ministra de Comercio Interior, a la televisión cubana.
Productos como el huevo, arroz, frijoles, chícharos y las salchichas, hasta ahora de venta liberada, pasarán a distribuirse de forma “controlada” por la cartilla de racionamiento, pero con precios no subvencionados para evitar el acaparamiento, dijo Díaz.
Castro ha dicho que la libreta creada en 1963 representa un costo “irracional e insostenible” para el Estado, aunque su eliminación es un tema delicado, pues aunque insuficiente garantiza parte de la alimentación de muchos cubanos que tienen bajos salarios. “Estas medidas son importantes para los cubanos más necesitados”, dijo la jubilada Elizabeth Ortega, de 72 años. Otros cubanos criticaron la insuficiente gestión económica.