Esta modalidad ya se aplica en Londres, Estocolmo y Singapur, y en 2021 se realizará en Nueva York, lo que implica que sea el primer caso en todo el continente americano.

TARIFA DE CONGESTIÓN, UNA OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR NUESTRA REALIDAD

La tarifa por congestión es un cargo fijo o variable por manejar dentro de una zona de alta congestión vehicular, esta modalidad es aplicada con enorme éxito desde hace años en Londres, Estocolmo y Singapur, y se espera que por primera vez en todo el continente americano empiece a operar en Nueva York para el 2021, donde existe una expectativa de recaudar más de mil millones de dólares que serán utilizados para mejorar el Metro de la Gran Manzana.

Es la medida más radical, pero la más efectiva para cambiar de una vez por todas esta idea de que cuando adquirimos el auto adquirimos el 80% del espacio público para movernos, lo que incluye: superficie de rodamiento,  estacionamiento sobre la calle y estacionamientos públicos; tal parece que vienen escriturados en la factura del automóvil.

Hay que recordar que solamente del 20% al 30% de la población en nuestro país se mueve en vehículo particular, y por tanto el otro 80% o 70% sufre las carencias de una infraestructura peatonal y ciclista, de un transporte público que es por decir lo menos, es deficiente, inseguro y altamente contaminante, además de parques y espacios peatonales que generen convivencia e integración social.

Si analizamos todas las externalidades que provoca el uso irresponsable del vehículo como medio de transporte nos daremos cuenta de que la tarifa de congestión no sólo es un instrumento justo si no necesario para poder lograr la equidad en las calles.

De acuerdo con los datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en nuestro país viven más de 124.7 millones de mexicanos, de ellos, ocho de cada diez personas habitan en zonas urbanas,  y esto significa una elevada interacción entre personas y vehículos. Además, en 2017 se tienen registrados 45.4 millones de vehículos circulando, lo cual representa que, por cada 10 habitantes existen 3.6 vehículos.

Otro dato: En los últimos diez años en México aumentó 55.2% el número de vehículos, sobre todo motocicletas donde ha crecido en un 230%.

El aumento sostenido en el número de automotores, aunado a las políticas proteccionistas hacia los conductores que violan los reglamentos de tránsito,  y la falta de infraestructura enfocada en proteger a los usuarios más vulnerables, trae consigo la muerte de 16,500 personas cada año(44 personas diariamente). Estas lesiones de carácter mortal, paradójicamente, afectan más a las personas que no utilizan un vehículo o no viajaban en uno. De hecho, el 46% de los fallecimientos en accidentes viales corresponde a peatones y ciclistas atropellados.

En 2016, se registraron 371,934 siniestros viales, de estos,  97% ocurrieron en zonas urbanas y un 3 % restante en las carreteras del país. Estos hechos trajeron como consecuencia que 106,523 resultaran heridas, una tercera parte con lesiones graves que requieren ingresar a un hospital para ser tratadas. De estos fallecimientos, 7,374 personas murieron a consecuencia de un atropellamiento, la mayoría de ellos, niños y adultos, usuarios vulnerables que NO iban a bordo de un vehículo.

De acuerdo con los datos publicados por el Banco Interamericano de Desarrollo, los costos directos e indirectos derivados de la inseguridad vial significan un impacto en el Producto Interno Bruto (PIB) que va del 1.8 % al 3.4 % y equivale a pérdidas de entre los 188 mil millones a los 370 mil millones de pesos cada año.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en México mueren unas 25 mil personas al año por contaminación ambiental; Lo recomendación del promedio anual, es no superarpor metro cúbico el umbral de los 10 microgramos de partículas finas PM2.5, que incluyen sulfatos, nitratos y carbono negro, los cuales son los que suponen el mayor riesgo para la salud del ser humano.

Las ciudades contaminadas que se suman a la lista son Mexicali (44), cuatro veces más de lo estipulado por la OMS: Tepotzotlán (27), Tijuana (23), Monterrey (36), Toluca (33), Irapuato (26), León (27), Puebla (20), Guadalajara (19), Salamanca (28) y Silao (24), en PM 2.5.

¿A alguien le hace sentido seguir subsidiando el uso del vehículo a pesar de todos estos datos?

Es por esto que urge implementar la tarifa de congestión en las zonas metropolitanas de nuestro país.

Quizás podamos empezar apoyando la iniciativa de regresar el impuesto a la tenencia vehicular, exigiendo que el 100% de los recursos obtenidos se inviertan en proyectos de mejora en la calidad, eficiencia, seguridad y sustentabilidad del Transporte Público, y en la implementación de infraestructura peatonal y ciclista con gestión del medio ambiente, ampliando el arbolado en las calles y el manejo del agua de lluvia.

Si no empezamos ya, a cambiar la realidad de la movilidad en nuestro país, estaremos destinados a acabar con la calidad de vida de nuestros hijos, y sentenciando a muerte a decenas de miles de personas, ya sea por siniestros viales, o por contaminación. Se tenía que decir y se dijo.

RECOMENDACIÓN DE LECTURA:  Happy City de Charles Montgomery 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *