La ciudad de Puebla se prepara para la XXXIII Procesión de Viernes Santo, un acto que se ha convertido en un patrimonio religioso y cultural de la región. Con la participación de autoridades eclesiásticas, civiles y de miles de fieles, la procesión reafirma su relevancia en la Semana Santa poblana.
El Comité Organizador, encabezado por Carlos Martínez Cruz, presidente del Comité, destacó la importancia de este evento, que se celebrará el 18 de abril, iniciando a las 12:00 horas en la Catedral de Puebla. El recorrido tradicional incluirá la 16 de Septiembre, Juan de Palafox, la 2 Sur y la 4 Oriente-Poniente, para finalizar en la 11 Norte-Sur, en la esquina de Guadalupe. A las 15:30 horas, la procesión concluirá en la Catedral con una reflexión final.
Mientras que el padre Sergio Valdivia Bermúdez, representante de la Arquidiócesis de Puebla, expresó su agradecimiento a los medios de comunicación y autoridades municipales y estatales por su apoyo continuo en la difusión y organización del evento. «Esta procesión ya es parte de la identidad poblana y un momento de reflexión para los fieles», afirmó.
Por su parte, Carlos Castro Mendoza, coordinador de logística, señaló que se espera una asistencia de al menos 160,000 personas, cifra similar a la del año pasado. Además, enfatizó el operativo de seguridad, con la participación de la Policía Municipal, Protección Civil y servicios médicos, garantizando un evento ordenado y seguro.
El Arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, representante de la Imagen del «Señor de las Maravillas» del Templo de Santa Mónica, destacó la devoción popular hacia las imágenes religiosas que participan en la procesión. «Cada año, la fe de los fieles se hace presente en este acto de entrega y oración», mencionó.
En su intervención, Franco Rodríguez Álvarez, secretario de Gobernación del Municipio de Puebla, y Carlos Huerta Ramírez, director de Turismo del Ayuntamiento, reiteraron el respaldo de las autoridades municipales para garantizar la correcta ejecución del evento. «Es un evento que también promueve el turismo religioso y enriquece nuestra tradición cultural», afirmó Huerta Ramírez.
En su intervención, la directora del IMACP, la Doctora Anel Nochebuena, destacó que el instituto se suma a la organización de la XXXIII procesión de Viernes Santo en colaboración con el “Festival Ars Sacra Puebla”, que se llevará a cabo del 9 al 20 de abril. Este evento incluirá más de 25 actividades, entre ellas más de 14 conciertos, que ofrecerán una variedad de experiencias culturales en Puebla, en el marco de la procesión. El festival se realizará en colaboración con diversos templos, con el objetivo de rescatar los símbolos y las prácticas tradicionales de la ciudad relacionadas con la Pasión de Jesucristo.
La XXXIII Procesión de Viernes Santo en Puebla se ha consolidado como una de las manifestaciones religiosas más importantes de México y América Latina, atrayendo a más de 160,000 fieles que recorren las calles del Centro Histórico en un testimonio de devoción y tradición. Este evento, que inició en 1992 con un número menor de participantes, ha crecido exponencialmente, convirtiéndose en un referente de la fe católica y en un importante atractivo turístico para la ciudad.
El Pbro. Sergio Valdivia Bermúdez, representante de la Arquidiócesis de Puebla y miembro del Comité Organizador, destacó la relevancia de esta procesión, que lleva por lema «Siguiendo a Cristo en torno a nuestro Pastor», en referencia a la presencia del Arzobispo de Puebla, Mons. Víctor Sánchez Espinosa, quien encabeza el recorrido.
El Pbro. Miguel Arcángel de Simone Maimone, párroco del Templo de Nuestra Señora de la Soledad, enfatizó la importancia de las imágenes en la fe católica, señalando que su función es ayudar a los fieles a conectar con la divinidad. «Las imágenes me ayudan a pensar en nuestro Señor Jesucristo, a platicar con él. Es una manera de canalizar los sentidos», afirmó.
Asimismo, invitó a los asistentes a vivir la procesión como una experiencia de reflexión y fe, acompañando a Jesús y a su Madre Santísima en su camino al Calvario.
La XXXIII Procesión de Viernes Santo en Puebla es un evento que conjuga fe, historia y tradición, manteniendo vivas las raíces religiosas y culturales de la ciudad. Con la participación de miles de personas y la integración de nuevas actividades, este acto de devoción se consolida como una de las manifestaciones más significativas de la Pasión de Cristo en México.
Los organizadores invitan a todos los ciudadanos y visitantes a sumarse a esta expresión de fe, en un recorrido que evoca la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, reafirmando la identidad y tradición de Puebla.
Las imágenes que recorrerán la Procesión son las siguientes:
La Virgen Dolorosa del Carmen. Obra quizá del siglo XVIII (atribuida a José Villegas Cora) muestra la calidad de los imagineros poblanos de esa época, como las facciones y expresiones adecuadas. Se encuentra en la capilla de Santa Teresa del Templo del Carmen.
Nuestra Señora de la Soledad. Es de factura sevillana de finales del siglo XVII. Desde su arribo despertó gran devoción al grado de que dio origen a su magnífico templo y al convento anexo de religiosas Carmelitas descalzas.
Jesús de las Tres Caídas. Se venera en el Templo de Analco y la leyenda afirma que cuando estaba siendo tallada, el escultor no permitía ninguna presencia, salvo un ciego. Cuando estaba concluida el ciego le pidió al maestro tocar el rostro de la imagen, recuperando la vista de inmediato. El milagro la hizo de una gran popularidad y devoción.
Jesús Nazareno de San José. Es una imagen de finales del siglo XVI. Su escultor Lorenzo Rodríguez fue aprehendido por la inquisición, logrando que su imagen fuera al Templo de San Pedro, donde empezó su veneración. Las autoridades decidieron trasladarlo a la parroquia de San José, donde dio lugar a la Cofradía de Nazarenos, que es la más antigua de la ciudad. La devoción dio lugar a la construcción de una suntuosa capilla y a un culto que perdura hasta nuestros días.
Señor de las Maravillas. Es hoy quizá, la imagen más venerada de la ciudad. Las religiosas agustinas de Santa Mónica la ganaron en una rifa. Una novicia descubrió que durante la noche, la imagen era azotada por dos soldados romanos que formaban parte del “paso”. El suceso causó conmoción y dio lugar a la gran veneración. Su nombre proviene de las maravillas que su devoción ha logrado.
Santo Niño Doctor de Tepeaca
Desde 1942 llegó para quedarse y desde entonces, los tepeaquenses y peregrinos de todo el orbe le rinden tributo a su imagen.
Hemos vivido el festejo número 60 del Día del Niño que desde 1961 festejan los tepeaquenses en honor al Niño Doctor y al tepeaquense más conocido en el mundo.
Sr. Jesús de la Misericordia
Al anochecer del 22 de febrero de 1931, estando en su celda, santa Faustina vio a Jesús vestido con una túnica blanca. “Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada… en el mundo entero… Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria… y, sobre todo, a la hora de la muerte… A través de esta imagen concederé muchas gracias” .
La imagen de la Divina Misericordia con la firma “Jesús, en Ti confío” nos recuerda el amor misericordioso del Padre que se manifiesta plenamente en Jesucristo, quien, mostrándonos las heridas de los clavos en sus pies y en sus manos, prueba de su amor infinito e incondicional por nosotros, nos demuestra que podemos confiar en Él.
El Señor de la Misericordia nos recuerda que el amor es más poderoso que el pecado, el mal y la muerte. De su corazón brotan como dones del Espíritu Santo dos rayos: El rayo pálido que simboliza el Agua que justifica a las almas y El rayo rojo que simboliza la Sangre que es la vida de las almas – explicó a santa Faustina.
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