Por: Daniel Hernández
La semana pasada vimos tremendos operativos en Puebla capital, en los que hallaron bodegas con llantas, autopartes y mercancía robada. Muchísimos policías (a mi parecer exagerados y que serían más productivos si estuvieran dedicados a prevenir robos) fueron desplegados en estas acciones, pero en los inmuebles los asaltantes ya no estaban.
Aunque algunas personas piensan que los policías están de un lado y los delincuentes del otro, como si todo fuera blanco y negro, la realidad es distinta. Existe una escala de grises en la que ambos bandos se encuentran.
La localización de estas bodegas podría calificarse como un logro. Sin embargo, quienes hemos observado los cambios en cada sexenio y trienio reconocemos ciertas coincidencias: prácticas más enfocadas en la atención mediática que en la eficiencia policial.
Esta práctica funciona de la siguiente manera: la llegada de nuevos mandos y autoridades estatales y municipales genera expectativas y reclamos en la población.
En las corporaciones policiacas siempre hay agentes, mandos y aspirantes a mandos (la mayoría bastante corruptos y con años en el sistema) que ofrecen sus servicios a los recién llegados.
En esta escala de grises se construyen acuerdos. El aspirante a mando, o a mantenerse en el cargo, contacta a los principales líderes delictivos, quienes deben entregar bodegas, e incluso a algunos de sus cómplices. Los «superhallazgos» son presentados en los medios de comunicación y así se construye una carrera policial.
Los delincuentes pueden volver a llenar las bodegas. Cada cierto tiempo entregarán uno de los inmuebles. Eventualmente podrían ser detenidos, pero su captor se la dejará «flojita» y, tras algunos meses viviendo en condiciones de lujo en prisión, regresarán a sus actividades. Ahora, incluso, tendrán negocios dentro del penal de San Miguel.
Sin detenidos, los aseguramientos de bodegas con mercancía robada solo son golpes mediáticos que no benefician a la población, la cual cada vez confía menos en las autoridades.
Así funciona. En próximas entregas le contaré algunas historias reales.
Por cierto:
Solo se necesitaron dos ejecutados en el tianguis de Loma Bella para que las autoridades comenzaran a vigilar el lugar. Ojalá no se trate solo de un operativo de fin de semana.
Esperemos también que no sea simplemente una jugada mediática y que se revisen todos los tianguis que son focos de inseguridad.
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