El chavista Nicolás Maduro juramentó este viernes ante la oficialista Asamblea Nacional para un tercer periodo como presidente de Venezuela, en medio de una fuerte presión internacional de países que desconocen su mandato y consideran al opositor Edmundo González Urrutia como ganador de los comicios presidenciales del pasado 28 de julio.

La tensión interna, además, fue patente desde las primeras horas del viernes tras la decisión del gobierno venezolano de cerrar la frontera con Colombia ante el temor de que González Urrutia intentara ingresar a Venezuela por ese sector. En Caracas, en el céntrico sector donde se ubican el presidencial Palacio de Miraflores y la Asamblea Nacional, se desplegó un cordón militar con miles de efectivos que se desplazaban en camiones y tanquetas y que hacían valla a la caravana en que se desplazó Maduro a lo largo de cuatro cuadras.

“Juro”, dijo Maduro ante el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, quien después le impuso la banda presidencial y el collar de los libertadores.

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Al juramentar como presidente para el periodo 2025-2031, Maduro se convirtió en un presidente “de facto” para la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y varios países latinoamericanos que desconocen los resultados oficiales de los comicios del 28 de julio, según los cuales el chavista ganó la Presidencia, pero nunca mostraron las actas que certificaran el supuesto triunfo.

De acuerdo con las actas publicadas por la oposición en la base pública resultadosconvzla.com, fue González Urrutia quien ganó las elecciones con el 67% de los votos, contra 31% para Maduro.

Maduro dijo que en su tercera presidencial iniciará un nuevo periodo de prosperidad para Venezuela, un país que ha perdido las dos terceras partes de su Producto Interno Bruto (PIB) durante sus 12 años de estancia en el poder.

Hasta países de la izquierda democrática latinoamericana, como Colombia y Chile, desconocen los resultados de esos comicios. El presidente chileno Gabriel Boric rompió relaciones con el gobierno chavista, mientras que el colombiano Gustavo Petro envió a la juramentación de Maduro a su embajador en Caracas, Milton Rengifo, y pidió cesar la dura represión contra miles de venezolanos que repudian el “fraude electoral” del 28 de julio.

Los gobiernos de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum y del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva enviaron también como sus representantes a la juramentación de Maduro a sus embajadores en Venezuela, Leopoldo de Gyves y Gilvania Oliveira, de manera respectiva.

Entre la escasa presencia internacional de alto nivel en la ceremonia de juramentación, destacaban el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el cuestionado gobernante managüense Daniel Ortega. China, Rusia, Irán y Turquía, aliados del chavista, enviaron representaciones de segundo nivel. La mayoría de las delegaciones internacionales presentes estaban conformadas por embajadores destacados en Caracas.

En los días previos a la toma de posesión de Maduro, el régimen chavista desató una oleada represiva que incluyó los arrestos de una veintena de dirigentes opositores, entre ellos el excandidato presidencial Enrique Márquez, el yerno del González Urrutia, Rafael Tudares, el activista humanitario Carlos Correa y líderes locales de los partidos Vente Venezuela, Primero Justicia y Acción Democrática. También familiares de ellos fueron detenidos por agentes de seguridad vestidos de negro y con los rostros cubiertos.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acusó el pasado martes al régimen venezolano que encabeza Maduro de ejecutar prácticas de “terrorismo de Estado” y desarrollar una “represión sistemática” antes, durante y después de los comicios presidenciales de julio con el propósito del “perpetuarse ilegítimamente en el poder”.

El organismo hemisférico señaló que la operación represiva a gran escala que desató Maduro contra las manifestaciones espontáneas de la ciudadanía contra el “fraude electoral” ha dejado al menos 25 asesinatos, decenas de desapariciones forzadas y unas dos mil detenciones arbitrarias que incluyen niños y adolescentes.

La presidenta de la Misión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Venezuela Marta Valiñas dijo que “todos estos actos violatorios de los derechos humanos y delitos pueden conllevar la responsabilidad penal individual, según el derecho internacional, de las personas que los lleven a cabo, así como de aquellas que los ordenen o autoricen”, dijo, presidenta de la Misión.

Señaló que estas detenciones “infunden un temor generalizado en la población e impide que muchas personas se expresen libremente o realicen su legítimo trabajo en defensa de los derechos humanos”.

Entre los asistentes a la ceremonia de juramentación de Maduro estaba la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la chavista Caryslia Rodríguez, quien esta mañana fue sancionada por la Unión Europea junto con oros 14 funcionarios por proclamar la victoria de Maduro en las elecciones del 28 de julio sin divulgar los datos detallados de la votación en los que se basaba su sentencia, “y a pesar de las irregularidades en la gestión del proceso electoral por parte del Consejo Nacional Electoral”.

 

(PROCESO)

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