El arte literario comenzó a llamar su atención desde la infancia, a la edad de siete años. Sin embargo, fue hasta el final de sus estudios universitarios cuando un taller de escritura creativa le  hizo a Ana Espinoza confirmar su pasión por las letras.

Cuentista y crítica de cine, originaria de Puebla, quien se describe como una opositora de las tibiezas, las injusticias sociales y la corrupción en las instituciones de seguridad del país.

En segundo de primaria, me acuerdo que iba cierta editorial a la escuela y quería que escribiéramos cuentos y los iban a publicar en un libro y yo me acuerdo que fui a las tres presentaciones de los cuentos que me tocó hacer, obviamente, esos cuentos no son lo mejor(…) Y lo retomé hasta 2022; todo empezó en un taller de escritura creativa de la universidad, entonces, ahí decidí entrar en ese semestre y pues me enamoré y ya no lo solté», dijo.

En entrevista para Urbano Puebla, Ana recuerda que la novela que la convenció de dedicarse profesionalmente a la escritura fue «Salvar el fuego», de Guillermo Arriaga Jordán, la cual ganó el Premio Alfaguara. El texto en cuestión la atrapó totalmente, que incluso se lo leía a su familia en su día a día.

A pesar de haber estudiado Administración de Empresas, su entusiasmo y acercamiento con la narrativa ha sido alabado por sus tutores o maestros.

En su preparación, ha leído autores clásicos y contemporáneos tales como Juan Rulfo, Fernanda Melchor, Amparo Dávila, Stephen King y Kafka.

«Debe ser brujería» fue uno de sus primeros cuentos y surgió a partir de un ejercicio que le dejaron en su taller, consistente en incluir el tarot en una parte de la trama.

Echando mano de su imaginación, la joven de 26 años de edad centró su texto en un grupo de albañiles, quienes terminan de construir un edificio el Día de la Santa Cruz y que, durante su comida de festejo, encuentran justamente un tarot.

Con un premio en redes sociales y presencia en distintos certámenes, «Debe ser brujería» le dio reconocimiento entre propios y extraños, por su habilidad de combinar dos universos ajenos entre sí.

Acerca de las reglas para escribir un cuento, Ana Espinoza señaló que lo principal es que debe existir un conflicto, lo que en cine se conoce como clímax.

Ana Espinoza, la crítica de cine y cuentista que odia las tibiezas

Sin embargo, la novel creadora señaló que cuando una persona se sienta a redactar su trama, rara vez consulta sus apuntes académicos.

Aclaró que hay temas que uno no domina, los cuales requieren una investigación previa como ocurre con el periodismo, pero recalcó que lo mejor es hablar sobre tópicos que uno conoce.

Pero aún así, quien escribe desde lo personal, va a describir mucho mejor que alguien que no ha vivido tal experiencia; sí, la investigación te puede ayudar mucho, pero en realidad no hay reglas, yo siento que las mejores historias nacen desde la inspiración y la creatividad espontánea», acotó.

Al ser cuestionada sobre si las y los escritores nacen o se hacen, sostuvo que es algo complicado de responder, pues evidentemente se debe tener cierto don para la narrativa, pero dicho don o talento se desarrolla con preparación académica y disciplina.

Sí necesitas sentarte a hacer cosas y empezar a escribir y empezar hacer historias (…) Y el talento se va a nutrir de disciplina», declaró.

En otro orden de ideas, Ana Espinoza explicó su posición contra las tibiezas en la vida, es decir, las personas indecisas que no se arriesgan a tomar decisiones poco convencionales en su día a día, pues se conforman con lo que tienen a su alrededor.

Todo el tiempo tomamos decisiones y la gente tibia se mantiene neutral, porque evita los problemas y habemos quienes nos metemos en broncas para defender nuestras ideas», manifestó.

Por lo que respecta a qué le hace falta más a la sociedad actual para defender sus derechos, si leer o escribir, Ana expresó que lo primero, pues ello le ayuda a conocer su historia para no repetir errores del pasado.

Cabe agregar que Ana tiene la aspiración de escribir su primera novela larga, así como de hacer un ensayo sobre la mala distribución de cine mexicano en las pantallas comerciales. Mientras tanto, su ojo seguirá atento a la recomendación o no de filmes nacionales que le llamen la atención, de los cuales poco se habla a través de la escritura.

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