Sin un innecesario rompimiento con su antecesor, con personalidad propia en el fondo y en la forma de gobernar, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha dado su sello a los primeros 70 días, que se cumplen este martes, de su gobierno.

Lejos de los “abrazos y no balazos”, la seguridad ha sido prioridad del arranque de su administración.

El Gobierno de México ha conseguido decomisos históricos de fentanilo, más de una tonelada, y cocaína, 3.2 toneladas; hay miles de detenidos por delitos de alto impacto – en los primeros 39 días sumaban ya 3 mil –; desde el 22 de noviembre desplegó, primero en el Estado de México, el Operativo Enjambre contra la delincuencia organizada y los funcionarios vinculados con ésta, entre otros resultados.

En una decisión que hubiera sido impensable en la anterior administración federal, se puso en marcha un acuerdo para la importación de instrumental médico y medicamentos, sin tantos requisitos, por medio billón de pesos, lo que redundará en una mejor calidad en la atención del sector salud a la población.

En la elaboración del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el Ejercicio Fiscal 2025, se establece una cifra histórica de 800 mil millones de pesos para los programas de Bienestar.

En materia de educación, firmó el decreto para la creación de la Universidad Nacional Rosario Castellanos.

Y así hay muchos temas que ha venido desarrollando y que prepararon ella y su equipo en la etapa de transición.

Algunos de estos resultados pueden debatirse, pero son ya hechos concretos.

Esto es solamente un ejemplo para ilustrar que Claudia Sheinbaum Pardo camina con estilo propio, y su forma y fondo para encabezar la administración pública federal es muy distinta de la que tuvo Andrés Manuel López Obrador, y lo ha hecho sin necesidad de un rompimiento, ni ideológico ni político.

Mucha saliva gastaron infructuosamente los detractores y detractoras de la hoy Presidenta de la República, cuando ella fue candidata, al descalificarla porque, según ellos y ellas, estaría siempre a la sombra del tabasqueño.

Luego vieron que no, que tuvo su propio estilo y potencia en la campaña y en su forma de llegar como la primera mujer a Palacio Nacional.

Ya en la titularidad del Ejecutivo federal, a partir del 1 de octubre, volvieron a decir que estaría supeditada y recibiría órdenes de Andrés Manuel. La realidad les ha escupido en la cara a esos opositores estridentes, pero timoratos, que no ha sido así.

El martes se cumplirán 70 días del gobierno de Claudia Sheinbaum, sí, la primera mujer, pero también la primera científica, sin importar género, en la Presidencia.

Desde la “Mañanera del Pueblo”, eso sí muy en sintonía con su antecesor, marca la agenda mediática, política y social del país.

Sus giras son intensas y sigue manteniendo el mismo aplomo personal con el que hizo campaña y con el que, también, desde antes, caminó más de 100 mil kilómetros en su aspiración de llegar a Palacio Nacional.

Ahí están los hechos.

La saliva de los rabiosos detractores quedó solo en eso.

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