El Corona Capital de este año no tiene otra definición que un shot de pura energía y experiencia que brindaron leyendas que rebasan los 70 años de edad. Para ellos lo único importante es la música y así lo demostraron frente a las 81 mil 736 personas que se dieron cita ayer en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

Iggy Pop es la definición definitiva del punk. A la mierda la vejez, los modales, los prejuicios y el maldito sistema. Ojalá muchos tuviéramos la misma seguridad y energía que él a los 77 años. Raw Power sonó con él ya sin el chaleco negro con el que salió al escenario Vans.

El paso del tiempo es evidente en la superficie de Iggy, excepto en la cabellera. Está intacta. Es más, mostró más poder en I Got a Right que todas las generaciones amontonadas para ser testigos de un momento histórico. Rebelde, radical, un perro sin cadenas que junto a The Stooges se opuso a las represiones de décadas setenteras y todas las que siguieron.

Sin él, Nirvana o Alice in Chains no habrían existido, tampoco Joy Division y muchas bandas que vinieron este año al Corona Capital. The Passenger llegó muy temprano, lo mismo que el momento Trainspotting con Lust For Life. Iggy no toma respiros. No hace trampa para tomar respiros, el tipo está en una condición tan cañona como para aventarse todas sus rolas sin descanso.

Lo de Iggy Pop es excepcional, un fenómeno que no se va a repetir y por el que valió la pena quedarse con lo mínimo para Sir Paul. Padrino del punk, autoridad de la rebeldía y autor de 1970, una joya del álbum Fun House, que describió las revueltas juveniles y la lucha en las calles.

«Hace muchos años, cuando era pobre y sucio hice esta canción”, dijo para presentar I’m Sick of You. Iggy Pop finalmente cedió ante las piernas y acabó mandando al demonio a todos con Modern Day Ripp Off, una joya punk que grabó para el disco Every Loser junto a Duff McKagan y Chad Smith.

Durante todo su set tuvo invitados que también quisieron ser parte de la historia: Jack White, Kim Gordon y Travis. Así que afortunados todos los fans que estuvieron ayer en ese preciso momento, ya sea sobrios o fuera de sus cinco sentidos.

Antes, The Magic Numbers estuvieron en el escenario Nivea con algo más rélax para la gente que no es tan adepta al descontrol, la mota, el alcohol y la impertinencia. Love Me Like You fue de parte de esta lindura de la tarde.

Murder on the Dancefloor

«Les prometo que no me tomará otros 22 años volver a México”, dijo Sophie Ellis-Bextor al ver la Viva Tent desbordada de un montón de gente que quería escuchar una de las rolas que más tiempo pasó en el Top 10 de MTV en 2001 y que salió el disco MTV.

Sophie se dio grasa con Lady, de Modjo; Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight), de Abba, Like a Prayer, de Madonna, y sus propias rolas como Freedom of the Night. Incansable. Así como la conocimos de bailarina lo hace igual en escena y sin perder el aliento, porque otra cosa que hay que reconocerle es el potencial de cantar completamente en vivo, mientras corre por todos lados.

Hasta que llegó el momento más esperado. ¡Murder on the Dancefloor! La canción que retomó un segundo aire gracias a la popularidad de Saltburn, el filme de Emerald Fennell con Barry Keoghan y Jacob Elordi. ¿Iba a replicar la coreografía? Todos expectantes y con el celular arriba, bailando y cantando.

Se lució en su pista de baile con su vestido platinado y replicando la coreografía en cuanto tuvo la oportunidad y en el público también. No hay millennial que no se la sepa. Y así acabó su presentación.

¡El eterno Loser!

Sin anuncios previos y con una pequeña falla en el volumen de su micrófono, Beck apareció en el escenario Corona sólo para atraer a aquellos que salieron corriendo de Iggy Pop y comenzar a bailar al mejor estilo noventero con Devils Haircut y The New Pollution.

«¿Cómo están?”, preguntó el estadunidense sólo para darle vida a Mixed

Bizness y Girl manteniendo el ritmazo para que la banda bailará. “¡Huevos!”, dijo arrancando lo risa del público y continuó: “Hola, señoritas”. Y así dio una muestra de su español cantando Que onda güero.

Beck tiene esa onda heredada de la banda hippie, del hip hop y los latinos californianos, todo eso se siente, se escucha y casi se huele en su música en rolas como Nicotine & Gravy, Wow y Debra.

Kim Gordon por sí misma es una leyenda, la reina del noise rock. Sí, Sonic Youth la dió a conocer, pero la autenticidad de su arte, su proyecto musical en solitario y esa actitud desafiante que ha tenido desde joven, no pasó desapercibida para nadie.

Fue durante la despedida del sol, en un atardecer marcado por los tonos amarillos que canciones cómo I Don’t Miss My Mind, The Candy House y Air BnB inspiraron a algunos a cerrar los ojos y viajar con la música… Otros tuvieron una ayudadita con la mariguana que pudieron fumar.

Baila, pero no de una manera convencional. Sus lentes oscuros reflejan a la gente que está hipnotizada por ella. Y es que a sus 71 años, Gordon no le pide nada a ninguna artista de las nuevas generaciones, al contrario, tiene mucho que enseñarles.

También estuvieron Empire of the Sun y bandas como Beach Fossils, Hurray for the Riff Raff, Cavetown, Nothing But Thieves, Monobloc y Bar Italia abrieron esta jornada.

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