La violencia contra defensores humanos se ha recrudeció en la pasada administración, luego de que entre diciembre de 2018 a octubre pasado se perpetraron 252 atentados contra la vida, de ellos 225 corresponden a asesinatos y 27 a desapariciones, dio a conocer un informe.

De acuerdo con el monitoreo Todos sus nombres, Todas sus luchas, sobre Agresiones Graves a Personas Defensoras en México, elaborado por la organización civil Servicios para una Educación Alternativa (Educa), el Estado mexicano fue responsabilizado de cometer ejecuciones extrajudiciales en 42 de los 225 casos de defensores asesinados.

Las luchas más peligrosas corresponden a la defensa del territorio y los derechos civiles, ya que 94 personas asesinadas defendieron el derecho a la tierra y territorio, así como a un medio ambiente sano. Otras 85 personas asesinadas defendieron derechos civiles y políticos, entre ellos el derecho a la libertad de asociación.

«Yo también soy territorio, y por eso es importante defender mi vida, la vida de los niños, la vida de mi comunidad, la vida de la tierra donde yo vivo, porque es parte de mi existencia”, destacó Felipe Neri Vargas Martínez, originario de San Juan Cacahuatepec, apicultor y voluntario en la defensa de los derechos humanos de su comunidad en la costa oaxaqueña.

A pesar de las limitaciones económicas y poner en riesgos la vida, Felipe se esfuerza para brindar atención a su comunidad.

«Por eso es muy importante defender los derechos, se requiere de tiempo para organizar a la familia, para organizar a las personas, y poder así defender o también enfrentar hasta las autoridades”, expuso.

OAXACA, EN PRIMER LUGAR

La región del sur-sureste resulta ser la más peligrosa para la defensa comunitaria, pues Oaxaca registró 58 personas defensoras asesinadas.

Después, le siguen Guerrero con 39 y Chiapas con 17 personas defensoras asesinadas. Estos 114 asesinatos de personas defensoras en el Sur-Sureste representan el 51 por ciento de todos los casos en México.

140 PERSONAS INDÍGENAS ASESINADAS

Del total de las 225 personas defensoras asesinadas, 140 eran indígenas, una afromexicana.

«Hay que ver que muchas de las personas que se dedican al activismo social, a la defensa de los pueblos indígenas, pues lo hacen con un verdadero sentido de compromiso, con un verdadero sentido de responsabilidad, considera Gabriel Sánchez Cruz de Unión Hidalgo, integrante del Colectivo Binni Cubi, en la región del Istmo.

Gabriel lucha contra el estigma de que los activistas dividen los pueblos. “Hemos contribuido para que nuestra sociedad y nuestro país sane un poco todos estos problemas de corrupción, de falta de transparencia y de despojo que han vivido muchos pueblos.” Son personas como él quienes han puesto su granito de arena.

(Nota completa en EXCÉLSIOR)

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