Según dice una tradición, San Valentín arriesgaba su vida para casar cristianamente a las parejas durante el tiempo de persecución.
El amor de Dios reina en el corazón de todos los santos, pero hay uno que tiene la dicha de ser el patrón de los enamorados: San Valentín.
Según dice una tradición, San Valentín arriesgaba su vida para casar cristianamente a las parejas durante el tiempo de persecución.
Por fin entregó su vida en el martirio, que es la máxima manifestación del amor.
El amor de este santo sacerdote por Jesucristo y por defender el Sacramento del Matrimonio inspira a elevar el amor humano a las alturas del amor divino.
Los cristianos aprovechan esta fiesta para recuperar el sentido cristiano del amor y del matrimonio a la luz de Cristo.