Barnard, la estrella individual más cercana a la Tierra, alberga al menos un exoplaneta. Un mundo que tras años de búsqueda, acaba de ser descubierto por un equipo liderado por científicos españoles.

Hay otro sistema estelar más cercano a nosotros, Alfa Centauri, formado por tres estrellas (Alfa Centauri A, Alfa Centauri B y Próxima Centauri) y situado a 4,36 años luz. Barnard b, como ha sido bautizado el nuevo mundo descubierto, está a seis años luz de la Tierra, y el sistema que orbita está compuesto por una única estrella, que es unos 2.500 grados más fría que nuestro Sol.

Pero su cercanía a la Tierra no es la única razón por la cual se considera un exoplaneta especial: «Es uno de los planetas de menor masa descubiertos. Es menos masivo que la Tierra, y está en la estrella aislada más cercana a nuestro planeta, en el segundo sistema estelar más próximo«, enumera a través de un correo electrónico Jonay González Hernández, científico del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) e investigador principal de esta investigación publicada este martes en la revista Astronomy & Astrophysics. Por todo ello, añade, «la observación de esta estrella es prioritaria».

«Es muy interesante porque se encuentra en el dominio de lo que empezamos a denominar sub-tierras, que es un dominio casi inexplorado», afirma el científico del IAC. En concreto, las observaciones realizadas durante los últimos cinco años con el Telescopio Muy Grande (VTL por sus siglas en inglés) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile, han revelado que su masa es aproximadamente la mitad de la de Venus.

Su proximidad con su estrella -está 20 veces más cerca de su astro que Mercurio del Sol-, le impide albergar algún tipo de vida como la conocemos. De hecho, está tan cerca que sólo tarda en orbitarla 3,15 días terrestres. «Esto es lo que dura un año en este planeta. Es realmente un periodo orbital muy corto. Y esto nos permite saber aproximadamente su temperatura», señala González.

Así, han podido estimar que su superficie rondaría los 125 ºC: «Sabemos que es un planeta que está muy caliente para poder mantener agua líquida en su superficie», señala.

Además, apunta el investigador, «la rotación del planeta y su movimiento orbital está sincronizado, de manera que este mundo da la misma cara siempre a la estrella (como la Luna a la Tierra). Posiblemente esa cara del planeta esté mucho más caliente que la cara opuesta».

Aunque de momento sólo han podido confirmar la existencia de un planeta, sus observaciones apuntan a que podría haber otros tres mundos orbitando la estrella Barnard.

«Los tres planetas adicionales son también candidatos sub-tierra, y están todos en períodos orbitales más cortos que la zona de habitabilidad de la estrella, aunque el candidato más alejado está cerca del borde interno de la zona de habitabilidad (una región que en teoría le permitiría albergar agua líquida al no estar ni muy cerca ni muy lejos de su estrella)».

Asimismo, González no descarta «que puedan aparecer nuevas señales más débiles (de planetas aún más pequeños) en la zona de habitabilidad» si continúan observando la estrella de Barnard con el instrumento ESPRESSO, coliderado, coliderado por el IAC. «Este es nuestro siguiente reto inmediato», explica.

Gracias al instrumento ESPRESSO, relata, han podido abrir un nuevo campo de planetas de masa inferior a la de la Tierra. «Desde su instalación, tomamos como objetivo prioritario observar las estrellas más cercanas a la Tierra. Hace unos años descubrimos un planeta (Próxima d) de aproximadamente dos veces la masa de la Tierra en la estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri. Ahora hemos descubierto otro planeta con un poco más de masa, Barnard b, y un potencial sistema planetario candidato que necesitamos confirmar».

Los seis años luz que separan el sistema de Barnard de la Tierra y los 4,3 años luz a los que está el sistema estelar de Alfa Centauri son distancias pequeñas en comparación con las que nos separan de otros sistemas planetarios, pero siguen siendo inalcanzables para las naves espaciales que existen en la actualidad. Sobre los proyectos que se están esbozando con tecnologías como las de las minúsculas naves con velas solares para poder explorar estos sistemas, González cree que podrían ser viables. Sin embargo, pero considera que «quizás antes de realizar este esfuerzo que ya se está planteando para Próxima Centauri, habría que intentar usar los telescopios espaciales y quizás mejor los instrumentos en tierra, para hacer una imagen de estos planetas e intentar detectar biomarcadores en la atmósfera de mundos en zona de habitabilidad de estrellas cercanas, como por ejemplo el planeta Próxima b».

La atmósfera de este planeta, adelanta, se estudiará con el instrumento ANDES para el futuro Telescopio Extremadamente Grand (ELT) de 39 metros, un instrumento en el que también participa el IAC.

(EL MUNDO)

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