Cuatro de cada 10 escuelas en México carece de agua potable, luz, baños o internet, señala el estudio Aprender Parejo en el marco del regreso a clases de 24 millones de alumnos de educación básica y 1.2 millones de maestros, correspondiente al ciclo escolar 2024-2025.

De acuerdo con el estudio Aprender Parejo, 56 mil 109 escuelas no tenían agua potable, 43 mil 558 carecían de lavamanos, 23 mil 463 escuelas operaron sin el servicio de energía eléctrica durante el ciclo escolar 2022-2023 y cinco mil 950 escuelas no contaban con el servicio de sanitarios.

El análisis fue realizado por la escuela de gobierno de Tecnológico de Monterrey y México Evalúa, y se destaca que a partir de 2019, se dejó de alimentar el Sistema Nacional de Información de la Infraestructura Física Educativa (SNIIFE), lo que provoca que la información esté incompleta y no actualizada respecto del universo total de poco más de 200 mil escuelas públicas de educación básica.

El documento establece que en los últimos 12 años la inversión estimada en infraestructura educativa alcanzó más de 450 mil millones de pesos sin que se conozca su impacto en las condiciones de los planteles escolares. Sumado a lo anterior, los recursos para infraestructura escolar serán 46% menores hasta 2039 para pagar la deuda contraída por los bonos educativos de 2015.

Asimismo, la cancelación de las escuelas de tiempo completo afectó a 3.1 millones de estudiantes. Para 2023 sólo 600 mil estudiantes continuaron participando en un programa de extensión de la jornada escolar en seis entidades: Baja California, Ciudad de México, Guanajuato, Michoacán, Nuevo León y Querétaro que financiaron con recursos propios.

Nueva Escuela Mexicana

De acuerdo con la SEP la Nueva Escuela Mexicana que se implementó a partir del ciclo escolar 2023-2024, se trata de un paradigma educativo que reconoce que en la vida escolar hay personas de diferentes pueblos, grupos y comunidades, con distintas condiciones de salud, migración, orientaciones sexuales, identidades de género y estilos de vida; donde se expresan lenguas de diversos grupos étnicos, con preferencias culturales y políticas distintas.

La comunidad debe ser el núcleo integrador de los procesos de enseñanza y aprendizaje y es fundamental dar prioridad a la opinión de los niños y adolescentes sobre los derechos que los protegen, los problemas y decisiones que afectan su vida y la de su entorno; e integrarlos en los espacios en los que conviven, dentro y fuera de la escuela. Las relaciones escolares tendrían que ser libres de cualquier violencia, abuso y acoso físico, psicológico o sexual.

El nuevo paradigma implica un esfuerzo colosal de toda la sociedad, para transformar a mediano y largo plazos las mentalidades, para fortalecer la participación de las comunidades y de las familias, como parte de una sociedad diversa y plural que debe coadyuvar para formar a las nuevas generaciones con principios de solidaridad, igualdad sustantiva, sexual y de género, así como de libertad, interculturalidad, justicia ecológica y social.

(PUBLÍMETRO)

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