La cara oculta es montañosa y accidentada, salpicada de cráteres, mientras que la faz visible dispone de numerosas superficies planas para posarse.
Por primera vez, un artefacto se posa en la fase desconocida del satélite terrestre. La sonda china Chang’e-4, que había despegado de la Tierra el 8 de diciembre, alunizó sin problemas para llevar a cabo un misión exploratoria que deja en claro las ambiciones espaciales de Pekín.
«Logramos un resultado extremadamente preciso. El alunizaje fue suave y en un lugar ideal, en el centro de la zona seleccionada», declaró el ingeniero de la Administración Espacial Nacional de China (CNSA) Sun Zezhou, jefe de la misión Chang’e-4.
Es la primera vez en la historia que se consigue llegar a la cara oculta de la Luna. Beijing ha confirmado que la misión Chang’e-4 ha llegado a las 10:26 hora local, al destino fijado: la cuenca de Aitken, en el polo sur de la Luna casi un mes después de que la nave fuera lanzada el 8 de diciembre desde Sichuan, al suroeste de China.
La cara oculta es montañosa y accidentada, salpicada de cráteres, mientras que la faz visible dispone de numerosas superficies planas para posarse.
La sonda, que lleva a parte de la base un vehículo explorador, servirá para estudiar el medio ambiente de este lado de nuestro satélite natural que es todavía un misterio para el ser humano: el vehículo realizará tareas de observación del terreno y relieve, y detectará la composición mineral y la estructura de la superficie entre otros.
Esta es la segunda vez que China envía un módulo para explorar la superficie lunar después del Yutu («Conejo de Jade») en 2013, que permaneció activo durante 31 meses.