El artista plástico fue uno de los 15 artesanos ganadores provenientes de Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Tlaxcala cuyos incentivos representaron una bolsa económica de 150 mil pesos.
En total se premiaron a 15 artesanos provenientes de Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Tlaxcala, se repartió una bolsa económica de 150 mil pesos
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El artesano nacido en San Francisco Ixquihuacán, Puebla, pero vecino desde siempre de la comunidad de Guadalupe Ixcotla, municipio de Chiautempan, Juan de la Cruz Sánchez ganó el primer Concurso Nacional del Sarape que organizó el municipio de Colón, Querétaro, con un gabán tejido en lana y teñido con tintes naturales extraídos del nogal, añil, la grana cochinilla, palo del Brasil y de Campeche.
El artista plástico fue uno de los 15 artesanos ganadores provenientes de Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Tlaxcala cuyos incentivos representaron una bolsa económica de 150 mil pesos.
Sobre la prenda ganadora, el presidente municipal de Colón, José Alejandro Valencia Ochoa, explicó que “esta prenda que por su naturaleza polifacética, ha acompañado los pasos del mexicano al preservar viva la historia de una indumentaria distinguida por sus colores atractivos, ornamentos simbólicos y múltiples utilidades hoy es protagonista del evento que nos congrega en la Plaza Soriano de la “Tierra de los Sarapes”.
Juan de la Cruz, elaboró esa pieza en aproximado de tres meses a base de lana y tintes naturales extraídos del nogal, el añil, la grana cochinilla, palo de Brasil, palo de Campeche y flor de cempasúchil; respecto a la composición evoca elementos simbólicos del estado de Tlaxcala como el volcán La Malinche, nopaleras y mazorcas.
Juan de la Cruz, el maestro del gobelino amante de los cactus
Juan de la Cruz Sánchez, nació un 9 de julio de 1955 en San Francisco Ixquihuacán, Puebla, siendo muy pequeño y por cuestiones del destino llego a la comunidad de Guadalupe Ixcotla, municipio de Chiautempan, con herencia cultural del textil en telar de cintura y teniendo por lengua materna el náhuatl, comenzó a enamorarse del textil y trabajó en talleres familiares.
En su obra estará siempre prense el nopal y los cactus, las piezas que confecciona son únicas e irrepetibles, para eso sus manos son guiadas para entretejer los hilos y conformar figuras perfectas, sombreadas con el tono exacto, piezas que han llegado a diferentes partes del mundo como Santiago de Chile, Los Ángeles California en Estados Unidos, Alemania, Suiza, y Francia.
¿Cuál es su inspiración para crear estas piezas? -Son diseños únicos, me inspiran mis raíces los motivos prehispánicos de mi cultura, la gente, el entorno natural, las tradiciones de mi pueblo, mis antepasados, pero hay un elemento que no puede faltar, el cactus. ¿Por qué el cactus en todas sus obras? -Es un elemento que lo relaciono mucho con lo mexicano, además son las plantas más sencillas y las que más perduran a pesar de contar con los mínimos cuidados, es un elemento que también lo relaciono con el lugar en donde nací (Ixquihuacán, Puebla) y donde crecí y conocí el telar (Chiautempan, Tlaxcala).
¿A qué lugares ha llegado su trabajo? -A través de las exposiciones individuales y colectivas, le puedo decir que tengo tapices en varios estados de la república como Colima, Campeche, Morelia, Tamaulipas, Tabasco, Veracruz, Zacatecas, Morelia, el Distrito Federal y el Estado de México, además en Santiago de Chile, Los Ángeles California en Estados Unidos, vendí mis primeras piezas en Alemania, Suiza, y por intercambio con colegas han llegado a Francia.
¿Está satisfecho con lo que ha hecho como artista? -Pues a mis más de 63 años, siento que aun disfruto lo que hago, crear, diseñar intentar nuevas técnicas tanto de pigmentación de fibras, tejido, y grabado, y todo eso lo quiero transmitir a los niños, niñas y jóvenes, para que no muera esa tradición, porque el arte no se debe terminar con el artista, sino se debe heredar a las futuras generaciones es así como mis hijos ya incursionan en esto y a su vez enseñan a los demás.