A sus 12 años, Monserrat ha aprendido que el éxito necesita sacrificio, pero su mirada está puesta en la máxima experiencia de un atleta: los Juegos Olímpicos.
Cuando Monserrat Moreno Luna tenía siete años, experimentó por primera vez una sensación de libertad indescriptible y saltando de un trampolín, le pareció que su cuerpo era capaz de volar hasta llegar al cielo.
Sólo era un curso de verano; pero al paso del tiempo, la disciplina, la pasión y el arduo trabajo llevaron a esta poblana a colocarse dos veces entre las 16 mejores competidoras de todo el país, para llegar a las olimpiadas nacionales.
Ahora, con 12 años, Monserrat desea volar a nuevas alturas y su nuevo objetivo está en el Campeonato Mundial de Gimnasia de Trampolín que tendrá lugar en San Petesburgo, Rusia, del 7 al 10 de noviembre.
Ella sabe que no será sencillo traer de vuelta alguna de las tres medallas, pero le emociona conocer y enfrentarse a competidoras de alto nivel, porque su objetivo final justo está en la máxima experiencia de un atleta: los Juegos Olímpicos.
Para lograrlo, Monserrat ha aprendido a desapegarse de lo que sería impensable para otros chicos. Entrena dos horas y media diaria de lunes a sábado, aunque en ocasiones eso le implica no poder acudir a fiestas o quedarse en casa descansando o viendo televisión.
Sin embargo, asegura que ello no le importa cuando se encuentra con sus amigas y compañeras de entrenamiento, cuando siente su cuerpo volar por los aires en el trampolín y recuerda que en México hay talento suficiente para sobresalir en lo que sea.