Varios miembros del grupo decidieron pasar la noche en los poco más de 200 metros del puente fronterizo que cruza el río Suchiate, luego de un forcejeo con elementos antimotines de la policía federal mexicana que buscaban contener su irrupción violenta al país.
Miles de migrantes centroamericanos de una caravana que busca llegar a Estados Unidos permanecían varados el viernes en la frontera entre Guatemala y México, mientras los Gobiernos de la región comenzaban a organizarse para preparar su retorno a casa.
Varios miembros del grupo decidieron pasar la noche en los poco más de 200 metros del puente fronterizo que cruza el río Suchiate, luego de un forcejeo con elementos antimotines de la policía federal mexicana que buscaban contener su irrupción violenta al país.
Algunos de los migrantes, que solicitaban el paso a las autoridades migratorias, lanzaron piedras a los policías y otros se quejaron de haber sido rociados con gas lacrimógeno por los agentes. Hubo quienes incluso se lanzaron al río buscando llegar a México en balsas improvisadas.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, condenó los hechos en un mensaje televisado. “México no permite, ni permitirá el ingreso a su territorio de manera irregular y mucho menos de forma violenta”, señaló.
Seis policías resultaron heridos en la revuelta. Una vez reestablecido el orden, el jefe de la policía federal, Manelich Castilla, dijo en la escena que sus oficiales comenzarían a permitir el ingreso de manera ordenada a la estación migratoria, donde será analizada la situación de cada migrante.
Cargando con bultos, maletas y sus hijos a cuestas, los migrantes contaron que vecindarios enteros abandonaron sus hogares para unirse a la caminata, después de que circularon noticias en las redes sociales del llamado a la caravana, que inició esta semana su recorrido desde Honduras.
“Trabajo de la tierra, pero no hay producción, busqué soluciones, pero no las encuentro”, dijo José Guerrero, un hondureño de 24 años que se decidió, de un día para otro, a viajar acompañado de sus vecinos y familiares. “En el país donde estamos no nos apoyan”.
DE VUELTA A CASA
La caravana de migrantes ha desatado la ira de Trump, quien dijo el viernes que apreciaba los esfuerzos de México para detener su paso, asegurando que un gran porcentaje de sus miembros “son criminales”.
Por la noche, los Gobiernos de Honduras y Guatemala informaron que se estaban organizando para ayudar al regreso de los migrantes hondureños a su país de origen. Horas antes, en Ciudad de México, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, pidió a las autoridades locales frenar la caravana antes de que llegue a Estados Unidos.
“Una cifra récord de inmigrantes de Honduras viene camino a Estados Unidos”, dijo Pompeo en una conferencia conjunta con el canciller mexicano, Luis Videgaray. “Queremos que se le ponga alto en México antes de que lleguen hasta Estados Unidos”, señaló.
“Nos interesa mucho saber qué hará México”. Videgaray, por su parte, advirtió a los migrantes que deberán hacer trámites de manera individual si deciden ingresar a México.
El funcionario dijo que son cerca de 4,000 los migrantes hondureños congregados en la frontera de México con Guatemala a quienes se les ha informado sus opciones para ingresar al país, ya sea con visa y pasaporte -que según dijo sería una minoría-, o mediante una solicitud de refugio para lo cual pidió apoyo logístico y de procesamiento a la ONU.
“Es un reto que México enfrenta y así se lo he expresado al secretario Pompeo (pero) la política migratoria de México la define México”, advirtió Videgaray tras la reunión. “México habrá de aplicar la ley, pero lo haremos siempre (…) pensando en el interés de la persona inmigrante en primer lugar”.
Autoridades de México dijeron que los migrantes que no tengan razones válidas para solicitar refugio en el país serán regresados. Una fuente del Gobierno dijo que el país tiene capacidad para procesar las solicitudes de unas 200 personas por día.
MÉXICO PIDE AYUDA
A fines de marzo, otra caravana también compuesta en su mayoría por hondureños fue debilitándose a su paso por México y apenas una fracción de los cientos que iniciaron la marcha llegó a la frontera con Estados Unidos.
Sin embargo, previendo que la caravana actual pueda sobrepasar a las anteriores, el Gobierno mexicano solicitó el jueves la intervención del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para apoyar a quienes podrían solicitar condición de refugiados.
El portavoz de ACNUR, Charlie Yaxley, afirmó que la agencia estaba reforzando la capacidad en el sur de México para ofrecer asesoramiento, asistencia legal y ayuda humanitaria a los solicitantes de asilo.
El próximo presidente de México, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que buscará combatir la migración de mexicanos y centroamericanos atendiendo sus causas de raíz, con planes para mejorar la calidad de vida y combatiendo la violencia ligada al narcotráfico.
Trump ha saludado el plan de López Obrador, pero no ha aminorado sus críticas a México por “hacer poco” para frenar el flujo migratorio, por lo que insiste en levantar un muro en la frontera común.
Es probable que la inmigración ilegal sea un tema importante en las elecciones del 6 de noviembre en Estados Unidos, cuando se considera que los demócratas tienen una buena posibilidad de ganar el control de la Cámara de Representantes.